Cerro El Plomo

20:15 del viernes 8 de febrero. En fila y animados, de espalda al atardecer, pero de frente al reto del destino…al fondo arriba sombrío y en altura…la meta, la cima, la cumbre. Un manchón blanco en el filo.

Cerro El Plomo, ahí vamos.

Después de una primera caminata intensa y nocturna llegamos a nuestro primer campamento «Piedra Numerada”  a las 00:15 de la madrugada del sábado; con ligereza y una tenue temperatura levantamos campamento bajo un cielo estrellado a full.

Con el reparador descanso, y un buen desayuno, rápidamente levantamos campamento para continuar con nuestro desafío. Con plena seguridad y claridad nuestro guía y jefe de expedición Juan Carlos nos dirige. Nadie pudo presagiar que al cabo de algunas horas de caminata se apartaría del grupo la primera persona; Eliane… por alguna razón, el grupo no estaba completo. En forma determinante y concisa nuestro guía tomó la decisión de levantar un campamento a Eliane en un seguro lugar y abastecida de agua. Continuó el grupo, menos uno.

Con fatiga y extenuados a más no poder, y entregando todo de sí, llegan a Federación Ricardo y Cristián. Las cordadas ya reorganizadas preparamos nuestro campamento base en el denominado sector FEDERACION.

Con la mente puesta en nuestro objetivo, organizados, decidimos atacar la cumbre a las 04:00 de la madrugada del Domingo 10 de Febrero. Sin perder ni un instante, Oscar, Darío, Fernando y Juan Carlos emprenden la más forzosa caminata hacia la cima. Primer tramo hasta el refugio «Agostini» a 4.600 msnm. Cruzada esta parte, en un tenue amanecer, empiezan a filtrarse los primeros rayos solares, aún no suficientes para entibiar nuestras manos, determinante para Darío, quien haría abandono del grupo de ataque. De aquí en adelante, nuestro segundo punto de referencia, El Glaciar. Entregando todo nuestro máximo esfuerzo llegamos al cruce que para otros fue punto de abandono. Tratando de soslayar esa inmensa capa de hielo con buenos crampones, nos percatamos en forma sorpresiva, del regreso de nuestro integrante Darío, que en forma abnegada nos avisa su presencia. El grupo ya un poco disperso por el agotamiento y la debilidad física y psíquica, sigue su paso en busca de la cumbre. Tal vez con las ansias de encontrarla lo más pronto posible, más distante e inalcanzable se hacía en llegar.

En forma decisiva nuestro guía marca los últimos metros en su GPS para tomar la ruta correcta, que a  primera vista creímos por segundos ver la cima y, confundidos por nuestra ansiedad,  aun no logramos. Con nuestro último aliento Juan Carlos y Fernando distinguen y visualizan el tótem de marcación de la cima. Con la más profunda emoción, el abrazo como sello del triunfo, del logro alcanzado, del esfuerzo entregado hasta el último paso. Cuántas veces pasó por nuestra mente el rendirse,  el “no puedo más, me rindo”. Nuestra mente pudo más, nuestro cuerpo pudo más….

La cumbre, para algunos el final; para el que llega y termina, la máxima explosión de alegría como ser…

Hora 12:15. Regresar…

Relato de Fernando Munita



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