
Cerro Mocoen
En todo grupo de montaña siempre hay quienes desean ir mas allá de lo conocido, y es así que el día 15 de Mayo a las 08.30 horas, y previo coordinar los detalles de la salida en una reunión de club, 7 montañistas con experiencia suficiente, comenzaron esta aventura hacia la región de Valparaíso, específicamente hacia el sector de los Andes. Se había consultado diversa información de los accesos al conocido cerro Mocoen en la pre cordillera de los Andes, optando por tomar una de las rutas que se estimó más viable de utilizar. Luego de unos 100 kilómetros desde Santiago y transitando por la ruta Internacional hacia Portillo, avanzamos unos 10 kilómetros más desde el cruce internacional, buscando a nuestra izquierda un letrero que dijera Restaurant Oasis ya que desde allí, debíamos ingresar hacia el noreste en busca de nuestro cerro.
A las 10.00 horas aproximadamente, encontramos el lugar e ingresamos por un camino de tierra muy estrecho y sinuoso el que luego de unos minutos, tenía un espacio a la izquierda para autos el cual con dos autos ya ubicados estaba copado. Avanzamos en dos vehículos que teníamos y debimos con no poca dificultad ubicar un espacio para dejarlos y descender.
El día estaba frio y amenazante de lluvia en el lugar, habiendo claramente una baja presión en toda el área que se observaba a simple vista. Nos equipamos con lo necesario para esta exploración y comenzamos a ingresar por una quebrada con un camino serpenteante y a ratos con algo de barro y mucha humedad. Luego de una hora de caminata llegamos a un bosque verde y con árboles y arbustos que ocultaban en su costado derecho un curso de agua que se escuchaba claramente, junto al canto de algunas aves. Recordamos que este camino había sido ruta incaica hace ya mucho tiempo y estas cercanías se habían encontrado restos de cerámicas incaicas y pukaras, lo cual sin duda hacia más interesante el trayecto que ya comenzaba a enfilar en altura y con rumbo hacia el noreste, pudiendo nuevamente observar la figura característica del Mocoen, recortada en el horizonte y sus dos portezuelos y filo que debíamos caminar.
Habiendo ya transcurrido dos horas y media de una sinuosa caminata comenzó una débil llovizna que al cabo de pocos minutos se transformó en una lluvia más gruesa y persistente, debido a lo cual y considerando la topografía del lugar se optó por iniciar el regreso y así evitar algún incidente producto del aumento de la inclemencia del tiempo.
La bajada aunque cuidadosa fue más rápida y luego de una hora y media, estábamos de regreso en los autos y en dirección a nuestro concertado almuerzo en un restaurant de Los Andes al cual arribamos a las 15.45 aproximadamente, a reparar fuerzas a nuestro “ tercer tiempo “. Allí entre cazuelas, ensaladas, prietas y otras delicias de nuestra tierra, nos felicitamos y alegramos por haber compartido esta experiencia de vida y haber conocido una parte de dicha ruta para que así, otros puedan venir con seguridad y disfrutar de nuestra hermosa montaña de todos los chilenos. Horas más tarde iniciamos el camino de regreso a nuestros hogares en Santiago llegando todos con más energías y espíritu renovado.
Este valioso grupo fue integrado por los exploradores Francisco Torres, Ricardo Gonzalez, Marion Mendez, Arietta Gutierrez, Mario Cantin, Paulina Maturana y Daniel Ruiz.
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